Mi madre, H&M y yo o ¿hay vida más allá de la talla 46?

Mis queridas Curvies, siempre me he preguntado si había vida más allá de la talla 36… ups, quería decir 46.

Ir a comprar ropa cuando usas la talla 50 puede ser un auténtico martirio. Principalmente porque no encuentras ropa de tu talla, pero cuando la encuentras, se dan las siguientes circunstancias:

1. Que parezcas un saco de patatas

2. Que parezcas tu abuela

3. Que parezcas Rainbow Brite

4. Que parezcas Falete

Por todo esto me gusta comprar en H&M, porque tienen ropa de tallas grandes bonita, actual y a un precio que se adapta al bolsillo de cualquiera. Cómo me alegro que las escandinavas sean tipo caballuna.

Y claro está, en cuanto sacan nueva temporada, allí estoy yo «Manolita the first» con los cuatro duros que tengo ahorrados, a ver si encuentro algún modelazo que me haga lucir divina en mis curvies peligrosas.

En este punto es donde entra mi madre en escena que es para darle de comer aparte (come como una lima nueva).

Diálogo 1:

– Mi madre: ¿De dónde vienes?

-Yo: de comprar

-Mi madre: de H&M claro, no? Es que no haces más que gastar

-Yo…

Diálogo 2:

-Mi abuela: ¿Dónde te has comprado ese vestido tan bonito?

-Yo: en…

– Mi madre: en H&M, donde va a ser si no

-Yo…

Diálogo 3:

-Yo: Mira mamá que camiseta más guay me he comprado

– Mi madre: ¿es de H&M, no? ¿Qué pasa? ¿Qué tienes acciones en ese tienda? (leerlo con el típico tonillo de madre)

-Yo…

Y así… sucesivamente. Como explicarle que no hay ropa de mi talla en cualquier tienda, ni que me voy a dejar un pastizal en Elena Miró.

Mientras encuentro otra firma que piense en mi y en mis necesidades económicas y de chica joven, seguiré siéndole fiel y mi madre pensando que cotizo en bolsa.

Solo me queda despedirme de vosotras, mis queridas Curvies hasta mi próxima aventura o desventura. ¡Arriba la pestaña! ¡Abajo los sacos de patata!